Ni siquiera sé por qué diablos a un cajón con tierra se le dice "almácigo".
Un almácigo no es tal porque tenga tierra, ni porque se utilice un cajoncito. La musicalidad de la palabra debería alertar, y aquí lo podemos decir con todas las letras: se trata de Al Massigo, el famoso hampón árabe-ítalo-norteamericano, perseguidor de almas (alma-sigo), y de almas inocentes a las que deja, sistemáticamente, plantadas.... hasta que despuntan en ellas las flores del mal.
Aquí podemos decirlo sin tapujos, ni sin disfrazar una etimología tan clara y distinta. Usted podrá leer quizá que la palabra proviene del árabe-español al-másqa ("el depósito de agua"). Desconfíe.
Lo que mata no siempre es la humedad.
Suerte con el otro mafioso, el árabe despectivo Al-Bah Aca. Y si su quintita se perfuma de esa inimitable fragancia, invítemos a compartir una ensalada caprese.
El aroma de albahaca es como el canto de las sirenas: tenga mucho, pero mucho cuidado...
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